La sencillez con que Mark Kozelek es capaz de plasmar sentimientos con su acústica es para perder el aliento. Si bien es cierto que éste es su álbum menos reconocido (bajo el nombre de Sun Kil Moon), también es justo decir que es una maravilla, más breve, menos atormentado, más melancólico. De escucha obligada y un perfecto aperitivo para la publicación que ya hizo en este 2008.
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